A fines de enero el papá regresó a su casa y nuestra nana Bernarda comenzó una larga licencia, así que en casa nos quedamos con la mamá y con los hermanitos. Los primeros días la abuelita Lucía se quedó a dormir con la mamá, eso fue muy aliviador para ella y rico para nosotros.
Durante esos días la mamá casi se volvió loquita hasta que llegó la Leslie a reemplazar a Bernarda. Ella ayuda en el día a la mamá con la casa y a cuidar a nuestros hermanitos.
Los momentos más duros para la mamá son en la tardecita y en la noche, cuando se queda solita. Nosotros hacemos lo posible por portarnos bien, pero pasa que tenemos hambre o sueño o nos duele la guatita o necesitamos que nos mude o que nos mime, y muchas veces nos pasa a los dos al mismo tiempo... en fin... la mamá nos dice que nos ama y que esta etapa ya pasará, a ella no le gusta vernos llorar, le da penita no poder acogernos al mismo tiempo.
Durante nuestro primer mes hemos estado conociendonos con la mamá y acostumbrándonos a nuestra vida en casa. No nos gusta estar solos y preferimos tener una luz tenue en la pieza mientras dormimos. Todavia lloramos mucho cuando nos sentimos mal, el papá y los abuelos vienen a visitarnos y ya distinguen quién de nosotros llora -el abuelito Juan fue el primero en hacerlo- pero la mamá aun se confunde, tal vez sea por el sueño que tiene, casi no ha dormido desde que llegamos. Todos estamos aprendiendo a esperar nuestro turno para ser atendidos, lo que ni a nosotros ni a nuestros hermanitos nos gusta mucho, pero en fin...
Fotitos de la segunda quincena
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